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Entrevista con Manolo Ruiz de Elvira
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Manuel Ruiz de Elvira
© Th. Martinez / Alinghi Team
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Entrevista concedida por Manolo
Ruiz de Elvira al editor de copa-america.org a finales de febrero de 2004.
«En 2007 sería perfecta una final España-Alinghi»
Según Ruiz de Elvira, parte del éxito de Alinghi se debe
a su organización, puesto que «lo normal es escuchar a toda la
gente del equipo»
Ha participado desde el inicio en el diseño de Alinghi, el barco ganador
de la Copa, cuyo equipo ha designado a Valencia como escenario para la lucha
de su Defensa. Manolo Ruiz de Elvira, uno de los valores del equipo suizo, cuenta
con amplia experiencia en la Copa América, después de cuatro ediciones
y una victoria. Para la victoria espectacular de Alinghi hay que encontrar una
serie de claves, que Manuel desgrana encantado. Asimismo, este ingeniero naval
afincado a caballo en Madrid y Lausana, muestra desde dentro el recorrido de
España en la Copa.
P: Coutts es un hombre con visión, y muchos opinamos que ahí
está la diferencia con otros patronos. En la final de 2000 Angelis, durante
la segunda regata, se encontraba sin preferencia de paso, pero en buena posición
para una maniobra que desventara a Black Magic o que lo dejara atrás.
Angelis no arriesgó y perdió la regata; el tercer día pasó
otro tanto, de modo que, por no arriesgar, se quedó con un 3-0 desmoralizante.
¿Coincides?
R: Las victorias de 2000 y 2003 tienen relación directa con la confianza
en los propios medios. En concreto confianza en nuestra opción de táctica y
velocidad, que es en lo que falló Prada en 2000, debido a algunas inseguridades
que no le permitieron apurar hasta el límite algunas decisiones en regata. En
en general esta confianza siempre abre una posibilidad, como fue el caso de
nuestra segunda regata en la que conseguimos mantenernos cerca y protagonizar
una remontada contra todo pronóstico, a base de mantener la confianza
y la sangre fría. Además, Coutts, como se ha demostrado con Alinghi,
estaba junto con su tripulación muy adaptado al barco, lo que da mucha
tranquilidad y control.
P: Ahí influye el tiempo, el gran amigo o enemigo de los Desafíos.
Por cierto ¿cómo empezó a gestarse Alinghi?
R: Bertarelli llamó a Coutts en mayo de 2000, un par de meses después
de que se convirtiera en el primer patrón no americano que defendía
la Copa con éxito. En junio Rolf Vrolijk me llamó para ver si
me interesaba unirme al equipo. En aquella época yo andaba sopesando
la posibilidad de que España volviera a participar, si bien no parecía
haber muchas opciones. Hice caso a Rolf y me escapé un fin de semana
a Ginebra. Me presentaron a Coutts, estuvimos dos horas hablando y nos entendimos
perfectamente. Habíamos llegado a un acuerdo, y nos dimos la mano. Tres
semanas después se formalizó la relación con Alinghi y
quedó constituido el core team, el núcleo del equipo.
Después de tomarnos agosto como vacaciones, el equipo retomó el
trabajo con plena dedicación desde septiembre de 2000.
P: Regatistas y diseñadores estabais bien coordinados, ¿no?
R: Durante los tres años en que Alinghi estuvo preparando la campaña
para la 31ª Copa, el entendimiento entre tripulación y diseñadores
era muy alto, la comunicación iba fluidamente de una parte a otra. De
modo que Coutts pidió, al principio, un tipo de barco en el que él
prefiere regatear, dada su manera de orzar, ceñir, etc. A esto se suma
que, por ejemplo, un trimer de mayor se siente más cómodo con
un diseño o unas formas concretas de vela y obenques. Al mismo tiempo,
los diseñadores orientábamos a la tripulación para sacar
mejor rendimiento al barco y para navegar con él de la manera más
adecuada.
P: ¿Había grandes diferencias en medios técnicos entre
los tres Desafíos anteriores con España y Alinghi?
R: Respecto a las herramientas de diseño, las diferencias en comparación
con los equipos españoles anteriores, sólo obedecían a
la evolución temporal de los programas informáticos, porque todos
los equipos usan casi las mismas utilidades.
P: Sin embargo, la organización sí que marcaba diferencias,
¿no? Porque, ¿hasta qué punto es cierto eso de que en
Alinghi todos somos soldados, y, si hay un general, ese es Bertarelli o Russell
y ambos trabajan con y como soldados?
R:. Bueno, las dos únicas decisiones en que Bertarelli intervino de forma
directa fueron las de contratar a Russell [Coutts] y a Michel [Bonnefous]. En
lo demás, la única persona que podía tener más ascendiente
era Russell. De todos modos, casi todo se decidía desde el core
team, que éramos unos veinticinco, pero en general, lo normal era
escuchar a toda la gente del equipo. En Alinghi, la organización es horizontal,
sin jerarquías, ni comités que controlan todo sin que nadie sepa
de dónde han salido.
P: En el Bravo España Pedro Campos apenas navegó
con el barco antes de llegar a Auckland. La falta de acoplamiento al barco y
el papel de Campos en excesivas tareas, como manager, patrón, director
deportivo, etc. no permitieron un rodaje suficiente para competir con el nivel
necesario, así como poder ultimar una buena puesta a punto del barco.
¿Es un análisis equivocado?
R: El escaso tiempo de preparación con que contaba el Bravo
en 1999 contrasta con los quince meses de Alinghi en el agua antes de llegar
a Nueva Zelanda en 2002. De todos modos, a Pedro Campos no le quito el mérito
de tener buena parte que ver en que salieran adelante los desafíos españoles
y no discuto que es un hombre muy listo, pero al final es imposible para nadie
estar de forma eficaz en multitud de áreas de un proyecto de esta envergadura.
P: ¿Y qué puedes decir del Rioja en San Diego en 1995?
R: El Desafío de 1995 fue francamente interesante, porque contábamos
con recursos limitados; habíamos empezado en abril de 1994 el diseño,
bueno, habíamos empezado a hacer algo. El barco entró en el agua
pocos días antes de que dieran comienzo las regatas; aquello fue una
absoluta locura. Tuvimos muchos problemas derivados de la nula preparación.
El primer día que regateamos fue el tercero que usábamos el barco.
P: Empezasteis encajando 15 derrotas consecutivas y ganasteis la primera
regata en el tercer round robin. Una regata ganada en el primer
round robin suponía 1 punto; dos puntos en el segundo round
robin; cuatro en el tercero; y cinco en el cuarto.
R: Me da pena que sobre esa edición se haya medido mucho el resultado
[14 puntos de 72 posibles], pero sin valorarse lo que se consiguió. En
aquella edición no había ningún tonto como rival y nosotros,
sin preparación ni material de calidad, estuvimos a un pelo de la semifinal.
Las dos derrotas decisivas del cuarto round robin se produjeron
frente a France 3 (por abandono), y frente a Nippon Challenge (por 13 segundos),
equipo que pasó a la semifinal.
P: En la Copa se mueve mucho dinero, ¿es cierto aquello de que patrocinar
una Copa es muy barato si la ganas, pero muy caro si pierdes?
R: Los patrocinadores prefieren un perdedor que le facilite mucha repercusión
a un ganador que no le dé suficiente cobertura. Esto es como el caso
del One Australia en 1995, que se hundió en un minuto. Fue algo tan impactante,
que provocó mucho interés, bastante más del habitual. Se
convirtió en un noticia extraordinaria; y Kraft, el patrocinador, estaba
encantado de que su anuncio, al lado de la grieta en el casco que causó
el hundimiento, apareciera en todas las imágenes, que son las más
repetidas de esa edición.
P: Esto se aplica entonces también fuera de la Copa América.
R: Algo parecido le pasó en una regata al barco que patrocinaba Freixenet,
por lo que un relaciones públicas de la empresa le transmitió
su preocupación a la organización de la regata. «Esto te
viene perfecto, verás cómo mañana todo el mundo habla sólo
de tu barco y no del ganador; y tu imagen va a dar la vuelta a España»,
le dijeron todos. Efectivamente ese impacto se cuantificó en dinero mucho
mejor que si no se hubiera producido el accidente del barco de Freixenet.
P: De cualquier modo, Alinghi suma notoriedad de ganador y de equipo distinto
del resto.
R: Sobre repercusión en medios, Alinghi da una gran importancia a su
departamento de comunicación y, además, este departamento colabora
todo lo posible con las empresas patrocinadoras para conseguir un mayor valor
de retorno.
P: Volvemos a las roturas en los barcos. Habrás tenido algunas, ¿no?
R: El 4 de enero de 1991, viernes, perdimos la primera quilla de un barco de
clase Copa América recuerda Ruiz de Elvira con un claridad meridiana,
con detalles nítidos, y El Mundo tituló al día
siguiente, si no recuerdo mal, «3.000 millones de pesetas de dinero público
en el fondo de la Bahía de Palma». De todos modos, en realidad
eso sólo nos supuso perder tres semanas de entrenamiento, para reparar
el barco.
P: ¿Qué recuerdas de esa primera participación tuya
y de España?
R: Para mí, la edición de 1992 fue la más divertida, además
de la primera.
P: ¿De quién salió la idea de participar?
R: La iniciativa para ese primer Desafío partió de Juan Carlos
Rodríguez-Toubes.
P: En los tres Desafíos españoles no se ha participado con
dos barcos. ¿No es un gran incoveniente?
R: La conveniencia de contar con dos barcos no viene de que se pueda estropear
uno y que haya de usarse el segundo. El segundo barco es tremendamente útil
para que el equipo regatee entre sí, pruebe cambios de vela, diseño,
y contraste estos cambios. Alinghi sólo ha usado el SUI-64 para competir.
Además, a la tripulación le conviene conocer muy bien el barco
en que navega y estar lo más habituado a sus características,
por lo que cualquier cambio de entorno puede restar capacidad de competición
al equipo.
P: Volviendo a problemas a bordo, el palo del Bravo se rompió
el día de su botadura.
R: En realidad, el Bravo era un barco con el que ya habíamos
entrenado. Pero recuerda con gran expresividad, con toda la prensa
y la Reina delante, se partió el mástil debido a que se soltó,
por un fallo de material extremadamente poco habitual en un anclaje de un obenque.
P: Junto con ese episodio, el otro más sonado de 1999 fue la victoria
que lograsteis sobre Dennis Conner, aunque lleva un tiempo con más mito
que nivel deportivo. Es decir, Conner se permite dar su propio nombre
al equipo que lidera; defiende la Copa con el Young America en 1995
[un barco de otro equipo]; regatea con un catamarán...
R: Recuerdo aquella edición del catamarán; en la rueda de prensa
tras la regata se puso a increpar a Bruce Farr, el diseñador del barco
de Nueva Zelanda. Conner le decía delante de todos los periodistas: «Eres
un perdedor, baja de ese estrado, el estrado es para los ganadores, y tú
eres un perdedor». Resultaba algo cuando menos pintoresco.
P: Retomando la posible participación de equipos españoles
en 2007, ¿por qué se dijo que Suiza no quería una participación
española?
R: Apareció una noticia que hizo mucho daño, y que aseguraba que
los suizos no querían que hubiera un equipo español compitiendo
en Valencia; y, por otra parte, que el Espirito Santo andaba apoyando el proyecto
español. Ambas noticias eran absolutamente falsas se indigna Ruiz
de Elvira. Y se lanzaron al vuelo sin molestarse en averiguar la verdad,
o conociéndola e ignorándola por razones que se me escapan, a
la prensa. Muchas personas conocían la verdad y no salieron para decir
que eso era mentira.
P: Teniendo en cuenta cómo es Bertarelli, parecía lo contrario.
R: Sí, él decía que estaría encantado de ver participar
a españoles, y que eso sería bueno para España, y lo que
es bueno para España lo sería para la Copa; lo que viene bien
a la Copa, viene bien para todos.
P: ¿A Bertarelli lo que más ilusión le haría
sería regatear la Defensa contra un equipo español?
R: Eso no se lo he oído, pero no resulta una idea nada descabellada y
desde luego desde mi punto de vista sería perfecto.
P: La llegada de la Copa a Valencia significa un acicate muy importante
para la economía y para la vela. O debiera serlo.
R: En Nueva Zelanda han aprovechado muy bien la Copa, y han obtenido una rentabilidad
considerable gracias a ella. En lo tocante a las empresas náuticas, mi
sector de negocio, ahora están con un gran número de astilleros
de grandes yates, cuando antes existían apenas algunos astilleros de
renombre.
P: ¿Se extrapola a Valencia?
R: El volumen de impacto económico en Valencia dependerá de cómo
trabajen las empresas en la zona, porque las facilidades que da el Gobierno
son enormes, así que sólo queda el esfuerzo que se ha de aportar
desde el sector privado.
P: Con respecto al empuje en popularidad que puede darse a la vela, ¿la
presencia de Louis Vuitton no es un inconveniente?
R: No, porque, al igual que el impacto económico, depende de cómo
se aproveche la repercusión que da este tipo de patrocinadores. Si se
utiliza toda la relevancia de que, de este modo, goza la Copa, se incentiva
la vela como uno quiera; es una locomotora que tira de la vela. Una de las imágenes
más bonitas de la pasada edición era ver un entrenamiento de Nueva
Zelanda o Alinghi cerca de donde pasaba un optimist.
P: En España se nos llena la boca con un discurso que todos sabemos
de memoria; somos la octava economía del mundo, creamos más empleo
que nadie, descubrimos América, dimos la primera vuelta la mundo... Pero,
a la hora de la verdad, ¿qué hacemos? Porque en España no se practica
la vela, aunque tenemos 4.000 kms. de costa y un clima espléndido.
R: En Noruega, con una población diez veces menor, hay más veleros
que aquí; nuestra industria náutica es un 15% per cápita
la de otros países europeos con los que deberíamos compararnos.
Lo malo es que esto es algo que oí por primera vez hace diez años
y así seguimos se queja Ruiz de Elvira. Ahora tenemos una
oportunidad única para desarrollar todo el potencial de la náutica
en España; si no ocurre ahora lo que tiene que ocurrir, no ocurrirá
nunca.
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