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1983-1991


Australia gana la I Louis Vuitton Cup
© San Diego / ACM
 
La Copa vuelve a casa
 

Si existe un acontecimiento crucial, difícil de superar, tenemos que hablar de la primera Copa Louis Vuitton, que empezó el 18 de junio de 1983, y de la 25ª Defensa, que concluyó el 26 de septiembre. Ese año quedaron inscritos para la serie previa en Newport siete equipos llegados de Italia, Australia (tres equipos), Reino Unido, Francia y Canadá. El Australia II de Bond y Bertrand —lleva una quilla terminada en alas, es decir, una auténtica revolución del diseño— pasa a la Defensa, ganando la Copa Louis Vuitton ante el equipo británico (4-1), en su última actuación destacable hasta la fecha. Después, a partir del 13 de septiembre, se enfrenta al Liberty de Conner, quien se planta con 3-1 en la Defensa. Sin embargo, Bertrand consigue dar la vuelta al tanteo y obtiene lo inimaginable durante 132 años. Gana la Copa por 3-4.

Por supuesto, en esta edición hubo nuevos episodios de acusaciones de espionajes, quejas y cierta desinhibición de los estamentos ajenos al NYYC. De cualquier manera, la racha americana había terminado y EEUU lo encajó como una humillación nacional; como una clara amenaza a su hegemonía deportiva y tecnológica. El Presidente Reagan declaró: «Hasta hoy hemos considerado que los australianos vivían cabeza abajo, a partir de hoy debemos pensar que son ellos los que están cabeza arriba». El mismo día de la derrota, el máximo mandatario norteamericano envió un telegrama al Primer Ministro del país ganador, en el que le decía: «Estimado Bob, si la Copa América ha de abandonar EEUU, me complace que su nueva casa sea Australia, al menos hasta la siguiente edición (...). Nuestro mayor consuelo es que la próxima edición permitirá a un gran número de americanos la oportunidad (...) de traer la Copa de vuelta a casa».

La Defensa de 1986-7 fue la primera fuera de EEUU, la primera en el Hemisferio Sur y, sin duda, una de las más interesantes y espectaculares. Nueva Zelanda debutó y los equipos americanos realizaron un despliegue sin precedentes para recuperar la Copa en Fremantle, el nuevo campo de regatas en la costa índica australiana. El NYYC construyó en 1984 el America II, barco al que acompañó del America II de 1985 y otro más de 1986. Por su parte, el Club de Vela de Chicago contó con su Heart Of America; el de San Francisco tuvo al USA 1 y USA 2; el californiano Newport Harbour se presentó con su Eagle; el Yale Corinthian YC, con Courgeousy; y Conner, el perdedor, llevó la bandera de su San Diego Yacht Club en cuatro veleros llamados Stars & Stripes. Trece equipos de seis naciones aspiraban en 1986-7 a ser el Desafiante, mientras que cuatro sindicatos locales se disputaron el honor de la Defensa.

Italia aportó dos equipos, mientras que Kiwi Magic neozelandés sorprendió por su laminación con fibra de vidrio y composites. La televisión y los patrocinadores se volcaron en esta memorable y extraordinaria edición de la Louis Vuitton (LVC) y Copa América. Así las cosas, la fase de los desafiantes empezó el 2 de noviembre de 1986 con tres round robin de gran intensidad y condiciones meteorológicas. Tras una campaña magnífica, Kiwi Magic cae en la final de la LVC ante Conner, quien alcanza de este modo la Defensa. Por parte de Australia, el Kookaburra III ha desbancado a los barcos de Peter Gilmour y Alan Bond, con lo que se ha merecido defender la Copa. A partir del 31 de enero de 1987 Conner regateó cuatro días contra Kookaburra III, al que ganó por casi dos minutos en cada encuentro. El 0-4 final no dejó dudas y la Copa regresó a EEUU. Sin embargo, y para mayor conflicto con el NYYC, el Stars & Stripes recaló en San Diego, su puerto, la nueva casa del torneo.

Aunque la gesta de Conner merecería su dramatización cinematográfica en “Wind” (1992), la controversia provocada por la 27ª Defensa empañó tanto la Copa, que casi acabó con ella. En 1988 las peculiares interpretaciones del “Deed of Gift”, tanto por parte del neozelandés Michael Fay como por parte de Conner, desembocaron en un enfrentamiento a marchas forzadas. Dado que cada cual tiró por la calle de en medio, el Defensor optó por un catamarán de 18 metros, mientras que el Desafiante se presentó en San Diego con un velero de casi cuarenta metros. Como no se llegó a un acuerdo entre los equipos, se aplicó la normativa de regatas que, por defecto, establece el “Deed of Gift”; tres encuentros en triángulo. Ganó dos regatas el Stars & Stripes americano, y con diferencias de 18 y 21 minutos respectivamente.

Il Moro di Venezia V, ITA-25

Si el Club de San Diego había deseado su primera Defensa para 1989, Michael Fay, siguiendo las indicaciones literales del “Deed of Gift”, amenazó con acudir a los tribunales, si no se aceptaba su Desafío para 1988. Tras la clara derrota, Fay acudió a litigios judiciales para ganar la Copa, puesto que consideraba la participación del catamarán como una “grave mala forma de jugar”. La Copa se concedió durante un tiempo a Nueva Zelanda, pero el recurso del Club de San Diego surtió efecto y se hizo valer el resultado de las regatas. A estas complicaciones añadió más leña el NYYC, que pretendía hacer valer su propiedad sobre la Copa. Al final, San Diego retuvo el trofeo y se decidió que un nuevo tipo específico de velero sería el único válido para competir, la International America's Cup Class (IACC). Se eligió 1992 como año para la primera edición con este nuevo modelo de barco, que es el actual. Comprende una eslora de 24 metros y ha dado paso a las quillas con bulbos de casi 20 toneladas.

Entre 1989 se define, por obra de destacados arquitectos navales para veleros deportivos, la IACC. Se establece la fórmula que, por una parte, evita disparidad de esloras; por otra parte, posibilita un ajustado esfuerzo en creatividad y diseño para sacar el máximo rendimiento a estos “monotipos”. En poco tiempo ya hay 27 barcos de este tipo, de manera que en 1991 se disputa el primer Mundial IACC, que conquista el italiano “Il Moro di Venezia III”. Se trata de uno de los cuatro veleros que Raul Gardini construye pensando en 1992. De cualquier modo, se acuerda que ningún equipo puede usar más de dos barcos en una campaña para la Copa América.

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